viernes, 28 de septiembre de 2012

I. En barco por el río Amazonas



Como comenté en la sección Quién Pedalea? de este Blog, para presentar mi trabajo de grado debía viajar a la ciudad de Lajeado en Brasil. Para llegar a Lajeado desde Bogotá, se puede tomar un vuelo hasta la ciudad de Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande del Sur y luego tomar un bus en la terminal de transporte de esta ciudad hasta Lajeado. De Lajeado a Porto Alegre hay aproximadamente 120 Km de distancia. El costo de un pasaje aéreo desde Bogotá hasta Porto Alegre cuesta en torno de $1'200.000 o más (solo ida). Teniendo en cuenta este valor, me di a la tarea de consultar si existía otra alternativa para llegar a esa ciudad gastando el mismo dinero y aprovechando para conocer un poco más. 

Una amiga de España me contó su experiencia de entrar a Brasil en la ciudad colombiana de Leticia, viajando después en barco por el río Amazonas hasta la ciudad de Manaus. Esta experiencia me llamó mucho la atención y decidí tomarla como punto de partida para mi viaje. Mi interés por saber más sobre este viaje me llevó a conocer el libro “Amazonas el Río por Primera Vez... y para siempre”, del autor Mynor Schult, el cual, junto a los consejos de mi amiga, me fue de bastante utilidad. Consulté precios y encontré pasajes de avión de Bogotá a Leticia desde $140.000. Mi amiga me contó que el viaje en barco costaba unos $160.000 y duraba 4 días con comida incluida. Ahora me faltaba definir la ruta hasta Porto Alegre. Consulté pasajes desde Manaus hasta Porto Alegre y encontré buenas opciones con escalas en São Paulo y Rio de Janeiro. Visité la ciudad de Rio de Janeiro durante el año de intercambio que cursé en Brasil y quedé fascinado. Sin duda sería muy agradable pasar nuevamente por esta ciudad. El valor de los dos pasajes totalizó unos $700.000, precio razonable si se tiene en cuenta que el trayecto a realizar cruza Brasil de norte a sur. Hasta aquí, excedía un poco el dinero que en principio iba a gastar viajando directamente desde Bogotá, sin embargo, los atractivos en medio del camino valían la pena. 

Para organizar las fechas de los vuelos Bogotá-Leticia y Manaus-Rio de Janeiro me basé en la duración del viaje en barco y también en los días de salida (miércoles y sábados) de este desde el puerto de Tabatinga, ciudad brasileña que limita con Leticia. También tuve en cuenta las fechas del calendario académico de mi Universidad, a donde debía enviar la nota obtenida en la sustentación del trabajo y mi intención de pasar unos días en la capital Carioca. 

Teniendo definido mi itinerario dedes Bogotá hasta Porto Alegre y con la intención de pedalear desde esta ciudad hasta Lajeado, embarqué rumbo a Leticia el martes 26 de Junio de 2012. Debido al horario de salida del barco, la diferencia de horario entre Leticia y Tabatinga y también al horario de arribo del vuelo a Leticia, es necesario viajar el día anterior a la salida del barco. Después de un corto vuelo de un poco más de una hora, arribé al aeropuerto de Leticia, donde armé mi bicicleta y me dirigí rumbo a Tabatinga (realizando en el camino los respectivos trámites migratorios) para buscar el pasaje para el barco, el cual saldría al día siguiente,. No pude comprar el pasaje para el barco ese día, pues me dijeronque solo los venderían en el día partida. Aproveché entonces para almorzar y también para comprar una hamaca, la cual sería mi cama durante el viaje. 

Volví a Leticia para buscar un lugar de acceso Internet y reportarme en casa vía Skype. Si bien llevo conmigo un localizador satelital (SPOT) que informa a mis familiares y conocidos donde estoy y que estoy bien, una llamada alivia aun más el corazón de mi madre y por supuesto, el mio también. Una vez reportado en casa, comencé a buscar un lugar para acampar (cuánto más dinero pueda ahorrar aprovechando el equipo de camping que llevo, mucho mejor). Pedí el favor en una Iglesia con amplias instalaciones, pero desafortunadamente no me concedieron permiso de colocar mi carpa en ese lugar. Continué mi búsqueda y llegué a la UNAD (Universidad Nacional Abierta y a Distancia), en donde hablé con uno de los directivos y recibí aprobación para pasar una noche en las instalaciones de la misma. 

Después de instalar el campamento, tomar un refrescante baño y cenar, me quedé conversando sobre el viaje que estaba realizando con un estudiante de esta Universidad y el celador de turno. Me acordé en ese momento de una frase de una película que vi y que seguramente muchos conocen o han escuchado por ahí: “La felicidad solo es verdadera cuando es compartida”. Realmente es muy grato compartir tu experiencia con otras personas. De hecho, es por eso que me animo a escribir este relato y compartirlo a través de este Blog. 

Comienza un nuevo día, agradezco en la UNAD por permitirme pasar la noche ahí, alisto mis cosas y me dirijo rumbo al puerto de Tabatinga. Después de pedalear algunos Km llego en frente del barco, que ya estaba siendo abordado por varios pasajeros y compro el tiquete para el viaje por un valor de R$170 (reales). Pensé en aprovechar parte del tiempo que iba a pasar en la larga fila de embarque para empacar mi bicicleta en la maleta que tengo para transportarla. Sin embargo, después de ver lo minucioso que era el proceso de revisión de equipaje por parte de la Policía Federal brasileña, preferí subir al barco con la bicicleta armada y organizar todo después de la requisa. Tuve que mostrar cada uno de los elementos que llevaba (sección Equipamento del Blog), por lo cual tuve un buen tiempo para entretenerme empacando todo de nuevo. Ya con todo organizado, solo restaba lindar la hamaca y esperar la partida del barco. 

En horas de la tarde comienza a moverse el barco en medio de un intenso calor. Parlantes colocados en distintas partes dan la bienvenida a los pasajeros, informan sobre los servicios que estarán disponibles durante el viaje (alimentación, bar, sanitarios...) y el tiempo estimado que durará (4 días, 3 noches). Apenas en las primeras horas de viaje el paisaje que se aprecia durante el trayecto descresta con un imponente y profundo atardecer, simplemente hermoso. A eso de las cinco de la tarde (hora de Manaus) comienza a ser servida la cena. El menú es compuesto por, pasta, frijol, arroz, ensalada, carne y bebida (mismo menú del almuerzo), dispuesto en una modalidad de sírvase usted mismo (las veces que considere necesario) y teniendo como advertencia que quien deje comida en el plato será penalizado con R$3. 

El barco cuenta con tres pisos, de los cuales es posible lindar la hamaca en los dos niveles inferiores. En el tercer piso hay un bar, un salón de belleza y una sala de oración (todos los días a las siete de la noche hay misa). Si se escoge dormir en el primer piso, es recomendable ubicarse lo más cerca posible de la proa del barco, ya que es donde se está más alejado del motor de este. Ya en el segundo piso, el ruido es menos perceptible. La primera noche en la hamaca transcurre en medio de una pequeña brisa. Acostumbrado con el sonido del motor del barco, este se convierte en parte del viaje y no interfiere en la conciliación del sueño. 

Al día siguiente, el desayuno es servido a eso de las siete de la mañana. Café, leche, pan, galletas y mantequilla conforman el menú. Después del desayuno, leer, contemplar el paisaje, escuchar música, o conversar con los otros pasajeros del barco son las actividades a realizar mientras pasan las horas. El bar del tercer piso está abierto desde horas de la tarde, siendo cerrado antes de la media noche. A ritmo de Vallenato y Forró (con un volumen bastante alto), algunos pasajeros comparten unas cervezas en este lugar. Desde este piso del barco también se puede disfrutar de los bellos atardeceres que el Amazonas ofrece, visualizando desde la popa la puesta del sol junto a la estela que el navío deja en las aguas del río. A grandes rasgos, es de esta forma como transcurren los relajantes días de viaje. 

Si bien el trayecto hasta Manaus tarda 4 días, para quién desee continuar viajando desde esta ciudad hacia otro punto de Brasil será mejor dejar un día libre entre la llegada estimada del barco y la salida del siguiente viaje. Comento esto pues en el tercer día de viaje el motor del barco sufrió una avería, quedando parado durante casi un día en frente del poblado de Amaturá. El intenso calor (unos 40° C) hizo que en vistas de la demora en la reparación del motor, varios de los pasajeros no lo pensaran dos veces para darse un refrescante baño en las aguas del río. 

Después de cinco días de viaje, temprano en la mañana del Domingo 1 de Julio se avista la ciudad de Manaus. Una vez en el puerto de esta ciudad, armé mi bicicleta y me dirigí rumbo al aeropuerto de la ciudad. Como mi vuelo para Rio de Janeiro saldría a las cuatro del día siguiente, pedí un mapa en el punto de informaciones turísticas y dispuse del resto del día para conocer un poco de la capital del Estado brasileño de Amazonas. En total, rodé unos 60 Km en esta ciudad bajo un intenso calor, volviendo al aeropuerto en horas de la noche.

2 comentarios:

  1. Muy bacano viejo Alejo, comencé a ver las fotos de su travesía ya hace bastante tiempo, siendo éstas motivo para seguir las experiencias adquiridas y la total disposición de compartirlas con los demás. No sólo es ver las fotos y admirar los bacanos y desconocidos paisajes y ambientes, es la motivación que surge para dar pausa a ciertas obligaciones y poder lanzarse quizás a un plan similar.

    Darío Redondo _UPN

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  2. Hola!
    Puedes contar si en el barco hay donde guardar cosas de valor (portatil, pasaporte etc)?
    Y en general los robos no son un problema en estos barcos?
    Hay electricidad?
    Gracias!

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