domingo, 21 de octubre de 2012

VI. Bonito


Salí de la casa de mi amigo Carlos el lunes 15 de octubre rumbo a una ciudad llamada Bonito, distante (según datos de Internet) 290 Km de Campo Grande. Pretendía quedarme unos días en esa ciudad, por lo cual Carlos entró en contacto con unos amigos que allí vivían para que me permitieran acampar en su casa. Hospedarse en la ciudad de Bonito sería contraproducente para el apretado presupuesto con el que cuento (acampar en Bonito cuesta R$ 25 por noche).

Comencé a rodar con mucho ánimo pues había repuesto todas mis energías en los días de descanso que tuve en Campo Grande. Después de 85 Km llegué a la ciudad de Sidrolândia, en donde encontré un buen lugar en la plaza de esta ciudad para hacer mi almuerzo. En el camino a la plaza fui abordado por un reportero que se movilizaba en moto. Conversamos unos minutos, me tomó unas fotos y me dijo que iba a publicar una noticia mía en el sitio web donde trabajaba. Después de almorzar me informé en un puesto de gasolina sobre la distancia hasta la siguiente ciudad, Nioaque. La respuesta fue 110 Km, acompañada de la siguiente advertencia: “Prepárese bien, pues no hay nada en el camino”. Afortunadamente, la advertencia fue hecha desde el punto de vista de una persona que viaja en carro, para quién es indispensable un puesto de combustible en el camino para abastecer su vehículo. En mi caso apenas necesito que hayan lugares donde pueda reabastecer agua, lo cual puede ser en cualquier casa que haya en el camino, casas que sí habían a lo largo de la carretera.

Decidí continuar con la pedaleada en horas de la noche. 35 Km después paré en un lugar que alguna vez funcionó como un puesto de gasolina y donde ahora funciona apenas una pequeña tienda. Pedí permiso para colocar mi carpa y me dispuse a descansar después de cenar. Como hacía bastante calor no puse sobrecarpa en el campamento, lo que me me hizo salir de la carpa a medía noche debido a unas gotas de lluvia que cayeron en mi rostro. Monté rápido la sobrecarpa y después de ver el oscuro cielo y los truenos que caían cerca supe que me esperaba una larga noche. Y así fue, un fuerte temporal embistió mi carpa esa noche, con unos vientos de gran intensidad. No había probado la carpa en semejantes condiciones, lo cual me preocupaba. Afortunadamente, ésta se mantuvo firme y seca en su interior pese a las fuertes ráfagas de viento y agua que tuvo que soportar. 

El día siguiente inició con el levantamiento del campamento, tarea ya habitual en el viaje, pero que en esta ocasión fue un poco más tediosa debido al barro que dejó el temporal de la noche anterior. Una vez recogido todo, me dispuse a avanzar hasta la ciudad de Nioaque, para lo cual debería andar un poco más de 80 Km. Debido a la lluvia, la temperatura para pedalear fue bastante agradable (25ºC). En el trayecto se quebraron cuatro radios de la rueda trasera, lo que me dejó como tarea inicial al llegar a Nioaque el buscar una bicicleteria para reponerlos. Cansado, decidí buscar un lugar para acampar en esta ciudad. Di una vuelta en la plaza de la ciudad y vi que era bastante tranquila, sin embargo, después de leer en facebook un comentario de un amigo gaúcho que leyó el anterior relato de este Blog y quien se mostró sorprendido y contento por la ayuda que hasta ahora había recibido de entidades policiales de su país, quise tocar la puerta en el puesto de Policía Militar de Nioaque, lugar en donde fui recibido con gran amabilidad. Por tratarse de una ciudad pequeña (en Colombia lo llamaríamos pueblo en vez de ciudad), casi todos se conocen con todos. Unas amigas de los oficiales, una de ellas profesora y otra funcionaria de una entidad estatal me invitaron a dar una vuelta por la ciudad, contándome un poco de la historia de la misma. Y vaya que tiene historia Nioaque, pues fue aquí y en otros pueblos vecinos fue donde se inició la ocupación paraguaya en tierras brasileñas, la cual dio a la guerra de la Triple Alianza, vergonzoso suceso que casi acabó con Paraguay. Después de la lección de historia y una deliciosa pizza descansé en las instalaciones del puesto de Policía Militar. 

Comenzaba un nuevo día con casi 200 Km rodados desde Campo Grande. Faltaba aún pasar por una ciudad llamada Jardim antes de llegar a mi destino, la ciudad de Bonito. De Nioaque a Jardim hay unos 53 Km y de Jardim a Bonito, dependiendo del camino que se escoja, hay 60 u 80 Km de distancia. Una vez en Jardim, habiendo pedaleado con un calor intenso, entré a Internet para hablar con mis padres y me encontré con una grata sorpresa, el periodista que me había encontrado en Sidrolândia había publicado, como lo prometió, una noticia mía en el sitio web en donde trabajaba. Pueden leer la noticia en el siguiente enlace: 


Busqué un lugar para almorzar (esta vez no cociné, pues venía de tres días seguidos de comer pasta con atún o salchichas) y me informé sobre las dos opciones para llegar a Bonito. La más extensa incluía 20 Km de carretera sin asfalto (destapado, trocha, o como lo deseen llamar) y el paso por uno de los puntos turísticos de la región: el Hoyo de las Guacamayas (Buraco das Araras). Me aventuré a conocer este lugar, que quedaba a 30 Km de la ciudad de Jardim. Infelizmente, el valor del ingreso era bastante caro: R$ 38. Bueno, al menos desde mi punto de vista lo es (también considerando el bajo presupuesto de esta travesía), por lo que preferí dejar de lado este punto turístico ya que mi principal interés era conocer la Gruta do Lago Azul, principal atracción de la región. Faltando aún 50 Km para Bonito, siendo 20 de ellos sin asfalto, decidí acampar cerca del Buraco das Araras en un gran espacio que vi en una curva al lado de una carretera que conducía a otro punto turístico cercano, el Balneario Municipal de Jardim. Este fue el campamento más desolado hasta ahora en el viaje, campamento del cual tengo un grato recuerdo de la noche estrellada que me ofreció: Para qué una noche en un caro hotel 5 estrellas si puedo dormir en un hotel de mil estrellas totalmente gratis? 

Comenzaba el cuarto y último día de pedal desde Campo Grande hasta Bonito. Después de andar 20 Km desde el punto en que acampé apareció la trocha de la que me hablaron en la ciudad de Jardim. Por fortuna, la trocha estaba en condiciones aceptables para andar. Paré en una de las varias haciendas que hay en el camino para pedir agua, ya que el inclemente calor y el terreno irregular (extensas subidas y bajadas) me hicieron acabar rápidamente las pocas reservas que me quedaban. Finalmente llegué a mi destino, la ciudad de Bonito, en donde por esos días se celebraría un encuentro de motociclistas de todo Brasil. El caótico ruido de estas estruendosas máquinas se apoderó de la ciudad durante tres días. 

A mi llegada a Bonito fui recibido por Leopoldo y Fran, con quienes Carlos había entrado en contacto para avisar sobre mi visita. Fui recibido por ellos con gran hospitalidad, lo cual hizo aún más amena mi estadía. 

Bonito, al igual que Nioaque, es una ciudad bastante pequeña. Cuenta con una calle principal bastante atractiva para los turistas con una gran oferta de bares, restaurantes, agencias de turismo y tiendas para comprar souvenirs. Sin embargo, toda la belleza de la ciudad se intentó centralizar en esta calle, pues apenas otras dos de las varias calles que tiene la ciudad cuentan con asfalto. No todo responde al nombre de la ciudad, pues el mal estado de la ciclovía a la entrada de la misma y el alto costo de vida para las personas que allí residen (tener un costo de vida de turista sin siquiera serlo es más que injusto) reflejan un mal accionar de parte de anteriores gobierno de la ciudad, del cual escuché comentarios negativos. 

Entre los múltiples aspectos postivos de Bonito, además de la amabilidad de su gente, se destacan la organización que se ve en las agencias de turismo que hay en la ciudad, las cuales operan con una tabla de precios fija para cada tour y la obligatoriedad de acompañamiento de un guía en todos los paseos que se ofrecen, lo que representa un gran incentivo para quienes ejercen esta profesión.

Los puntos turísticos de Bonito se caracterizan por las cristalinas aguas de la región, las cuales deben su transparencia al alto contenido de cálcio (calcáreo) y magnesio que tienen. En mi pasada por Bonito visité el Balneario Municipal y la Gruta do Lago Azul, las dos atracciones turísticas más frecuentadas (y menos costosas, pues hay paseos de hasta R$ 650 por persona) por los turistas que visitan la ciudad. La visita a estos dos puntos turísticos me dejó impresionado, pues son realmente, como lo indica el nombre de la ciudad, bonitos! 

Video subcuático en el Río Formoso 

Al final de mi visita, un delicioso almuerzo a cargo de los padres de Fran (que viven en Jardim y la visitaron en el fin de semana en que estuve en Bonito) cerró con broché de oro mi pasada por esta ciudad. Debo agradecer a Leopoldo y Fran (y también a los padres de Fran) por su amabilidad y hospitalidad.

Por último, comparto esta canción de la agrupación Jarabe de Palo, la cual queda bastante acorde con este relato:

Canción Bonito, de la agrupación Jarabe de Palo 

Mi próximo destino en el mapa es la ciudad de Corumbá, última ciudad brasileña antes de adentrarme en tierras bolivianas. En el próximo relato les contaré como me fue en esta pedaleada, la cual incluye el paso por parte del Pantanal brasileño, unas de las zonas más ricas en biodiversidad del planeta.

1 comentario:

  1. Foi muito legal te receber na nossa casa e conhecer um pouquinho sobre a tua aventura e sobre a Colômbia. Desejamos que tua viagem siga com sucesso ! Vamos continuar te acompanhando pelo blog. Abraço!!
    Leopoldo e Fran

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